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          LECTURA: MEREZCO ONCE

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Durante el examen, Juan, un alumno del tercer año de secundaria, comprendió que había estudiado muy poco para dar su examen, lo cual podía notar en sus respuestas.
El profesor, al terminar el examen dio la orden siguiente:

  • Todos los alumnos, se van autocorregir, para lo cual les daré la clave de las respuestas.

Juan, al igual que sus condiscípulos corrigieron el examen, pero el promedio de sus aciertos y desaciertos daba como respuesta la nota de once, y, para pasar ese curso y salvar su nota bimestral necesitaba de un trece. Su compañero de carpeta le dijo, enterado de la situación, que se pusiera trece y que nadie se daría cuenta.

  • No, debo ser honesto, esta nota me la merezco.

Su amigo, le dijo: ¡¡No seas tonto, nadie lo sabrá!!
Entonces Juan respondió decididamente:

  • No, me pondré lo que me merezco.

Al recoger los exámenes, el profesor saca tres al azar, y el primero era de Juan, él era el único desaprobado del curso. El profesor le preguntó si estaba conforme con la nota. José le respondió afirmativamente. El profesor le preguntó si con esa nota aprobaría el curso, y Juan le respondió negativamente.
El profesor reconoció la nobleza de espíritu de Juan y les exhortó a sus alumnos a que imitaran dicha actitud honesta, ya que ese valor era necesario para el desarrollo del Perú actual, debido que nuestra patria carece de la práctica de ese valor, desde sus gobernantes hasta los últimos gobernados, para luego reflexionar que sin la honestidad no se puede llegar a una verdad autentica que permita un progreso persona y de la sociedad en su conjunto. Luego, a Juan le dio una nueva oportunidad par que rindiese el examen nuevamente.
Cuando ejercemos la honestidad, aunque cuando nadie nos vigile, aumenta el respeto por nosotros mismos

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¿QUE GANO EN LA VIDA CON SER HONESTO?

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         LA MESITA DE LA ABUELA 

 

 

Una señora que había vivido toda la vida con su marido quedó viuda cuando estabapróxima a cumplir los ochenta años. Sus hijos, que desde hacía tiempo se habíanindependizado y tenían cada uno su propia familia, se reunieron para decidir qué hacer.Todos estaban de acuerdo en que no podían dejarla sola, pero ninguno quería llevarla avivir a su casa. La idea de llevarla a un hogar de ancianos también fue descartada,pues todos alegaron no contar con el dinero suficiente para pagar las mensualidades.Ya estaban a punto de pelearse, cuando intervino la nieta preferida de la señora, unaencantadora niñita de 4 años, hija del menor de los hijos, y dijo que ella quería que laabuelita se fuera a vivir a su casa. Ninguno se atrevió a decir que no, pues la niña erala adoración de toda la familia, y además la abuela estaba presente cuando la pequeñahizo su ofrecimiento.De modo que los padres de la niña no tuvieron más remedio que llevarse a vivir a laabuela con ellos. Desde la muerte de su esposo el ánimo de la señora había decaídomucho y su salud había empezado a deteriorarse rápidamente. No veía ni oía bien, ylas manos le temblaban continuamente. Su hijo y su nuera no le tenían la más mínimapaciencia, y a todo momento la regañaban y la hacían sentir torpe e inútil. Confrecuencia le gritaban, y a veces incluso la tomaban de los hombros y la sacudían,reprochándole sus achaques. La falta de consideración por la señora llegó a su puntomáximo cuando decidieron instalarle una mesita en un rincón del comedor para no

 

tener que verla temblequeando y dejando caer gotas de sopa o granos de arroz sobreel mantel.Un día, al llegar del trabajo, el padre encontró a su hija tratando de construir algo consus bloques de madera de juguete. Cuando le preguntó qué estaba haciendo, la niña lecontestó inocentemente:

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Estoy construyendo una mesita para que tú y mamá coman cuando esténviejitos.Al oír a su hija hablar así, al hombre se le encogió el corazón y corrió a contarle a suesposa, con lágrimas en los ojos, lo que la niña acababa de decir.Desde entonces la abuela volvió a tener su lugar en la mesa, y fue tratada por su hijo ysu nuera con el respeto que se merecía

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Contestar las siguientes preguntas:

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1.Realice una escala de antivalores que considera sobresalen en la historia.4.

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2.¿Con cuál de los personajes del cuento de identifica? , argumente su respuesta.6.

 

3.¿ Qué otro título y final le daría a la historia? Argumente su respuesta.

 

4. ¿Cómo aporta usted, a que este valor se ponga en práctica en los contextos en los cualesdesarrolla su vida? (Familia, trabajo, amigos).

 

5.¿Cuál es la enseñanza que nos deja en el cuento? (La mesita de la abuela).

 

6.¿Cuál o cuáles considera que son los valores que resalta el cuento?

 

7.¿Qué fortalezas tiene una persona que posee el valor del respeto?.

 

8.¿Qué falencias tiene una persona que carece del valor del respeto?

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       UNA PEQUEÑA HISTORIA :
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Érase una vez… un chico con mal carácter. Siempre hay alguno así, de esos que siempre están quejándose, gritando, protestando y recriminando a los demás su comportamiento cuando a él no le gusta. A veces golpean, y casi siempre humillan a los otros, lo cual duele más que una bofetada. Su padre le dio un saco de clavos y le dijo que clavara uno en la verja del jardín cada vez que perdiera la paciencia y se enfadara con alguien. Él lo pensó bien y vio que su padre tenía razón. Tenía que cambiar. El primer día clavó 37 clavos. Durante las semanas siguientes se concentró en controlarse y día a día disminuyó la cantidad de clavos nuevos en la verja. Había descubierto que era más fácil controlarse que clavar clavos. Finalmente llegó un día en el que ya no clavaba ningún nuevo clavo. Entonces fue a ver a su padre para explicárselo. Su padre le dijo entonces que era el momento de quitar un clavo por cada día que no perdiera la paciencia. Los días pasaron y finalmente el chico pudo decir a su padre que había quitado todos los clavos de la verja. El padre condujo a su hijo hasta la verja y le dijo: «-Hijo mío, te has comportado muy bien, pero mira todos los agujeros que han quedado en la verja. Ya nunca será como antes. Cuando discutes con alguien y le dices cualquier cosa ofensiva le dejas una herida como ésta. Puedes clavar una navaja a un hombre y después retirarla, pero siempre quedará la herida. A pesar de las veces que le pidas perdón -y debes hacerlo siempre-, la marca de la herida permanecerá. Una herida provocada con la palabra hace tanto daño como una herida física.» Y por eso también es importante saber olvidar las ofensas que se nos hicieron. Pero olvidarlas de verdad, para no volver a utilizarlas nunca como reproche cuando nos volvamos a sentir ofendidos. Porque entonces las heridas vuelven a abrirse. Los amigos son joyas raras de encontrar. Están listos para escucharte cuando tienes necesidad. Te sostienen y te abren su corazón. Cuídalos. Enseña a tus amigos cómo les quieres… y les respetas. Evita humillarles y quedar tú por encima. Respétalos siempre, aunque no debas darles la razón cuando están en el error. Discrepa sin herir. Son personas, como tú. Piensa a menudo cómo te sentirías tú en su lugar. Y obra en consecuencia. Pero no se trata sólo de los amigos… Hay más gente en el mundo, a la que le afecta, para bien o para mal, lo que hacemos y decimos. Hay una regla de oro, un principio moral básico que sirve para actuar con respeto: TRATA A LOS DEMÁS SÓLO COMO DESEAS SER TRATADO. Es en realidad una forma de decir: Respeta, respeta, respeta… Trata a los demás como personas
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1.¿Qué lección quiso enseñar el padre al chico protagonista de la narración?
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2.Es importante olvidar las ofensas que nos hacen, pero no siempre es fácil. ¿Qué puede pasar cuando alguien las guarda dentro, sin olvidarlas, durante mucho tiempo?
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3.¿Es lo mismo respetar a una persona que darle la razón (aunque no la tenga)? ¿Por qué?
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4.Si una ofensa no se cura simplemente pidiendo perdón (aunque haya que pedirlo cuando hemos ofendido a alguien), ¿qué será lo más adecuado siempre?
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